martes, 27 de marzo de 2012

RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN


                                

 "Este que veis aquí, de rostro español y quevedesco, de negra guedeja y luenga barba, soy yo: Don Ramón María del Valle-Inclán. Estuvo el comienzo de mi vida lleno de riesgos y azares. Fui hermano converso en un monasterio de cartujos, y soldado en tierras de la Nueva España. Una vida como la de aquellos segundones hidalgos que se enganchaban en los tercios de Italia por buscar lances de amor, de espada y de fortuna. Como los capitanes de entonces, tengo una divisa, y esa divisa es como yo, orgullosa y resignada: «Desdeñar a los demás y no amarse a sí mismo.» 

("Juventud militante. Autobiografías", Alma Española, Madrid, nº 8, 27 de diciembre de 1903)


    Así se describía Ramón María de Valle-Inclán, escritor nacido en Villanueva de Arosa (Pontevedra) en 1866. Sin terminar sus estudios de Derecho, marchó a Méjico con afán de aventuras . De regreso, lleva en Madrid una vida bohemia y se convierte en uno de los principales defensores del Modernismo.

      Bohemio, extravagante, aventurero, su figura era inconfundible: manco, con melenas y largas barbas de chivo. Políticamente, comenzó con posturas tradicionalistas, defendiendo viejos valores y mostrándose anti-burgués para terminar en posiciones más revolucionarias.  Fue un escritor dedicado exclusivamente a la literatura, atento siempre a la renovación temática y formal. La amplia producción de Valle-Inclán reúne novelas, cuentos, obras dramáticas y poemas.

     Su personalidad provocadora, enemigo de todo comportamiento burgués y alejado de cualquier muestra de vulgaridad, su apariencia estrafalaria y su vocación literaria, no dejaría indiferentes a sus contemporáneos que se referirían a él como:

     "El gran don Ramón, de las barbas de chivo", (Rubén Darío)

     "La mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá" (Ramón Gómez de la Serna)

     "Fue el actor de sí mismo, vivió, esto es, se hizo en escena. Su vida, más que sueño, fue farándula" (Miguel de Unamuno)

     "Cada párrafo que escribe le cuesta una semana de trabajo; cada cuento un trimestre" (Ramiro de Maeztu)

     "Eximio escritor y extravagante ciudadano" (general Primo de Rivera).

      Cómo veis don Ramón era un tipo muy peculiar. Su vida está repleta de anécdotas en las que se pone de manifiesto su excentricidad y su carácter polémico.  Si queréis conocerlas pinchad aquí  podréis conocer cómo Valle-Inclán perdió su brazo izquierdo, sus penurias económicas y su enemistad con escritores y políticos de su época.

     Pero, por debajo de su excentricidad bohemia, encontramos una entrega rigurosa a su trabajo de escritor y una búsqueda de formas nuevas. Con las Sonatas entra en el Modernismo más exuberante, rico en imágenes ostentosas y brillante en el lenguaje, donde los elementos sensoriales sirven para la estilización e idealización de la realidad. Recrea en estas obras las andanzas decadentes, donjuanescas, refinadas y perversas del Marqués de Bradomín, un don Juan feo, católico y sentimental. Como él mismo decía:
          
   "La condición característica de todo el arte moderno y muy particularmente la literatura, es una tendencia a refinar las sensaciones y acrecentarlas en el número y la intensidad. Hay poetas que sueñan con dar a sus estrofas el ritmo de la danza, la melodía de la música y la majestad de la estatua." .
   
     Las Sonatas representan la cima del arte de Valle en su etapa modernista. Son cuatro novelas cortas eslabonadas de posible lectura independiente pero con relaciones internas que las hace una obra unitaria: Sonata de otoño, 1902, Sonata de estío, 1903, Sonata de primavera, 1904 y Sonata de invierno, 1905. Recogen los amores del marqués de Bradomín en un ambiente de leyenda y misterio, con episodios de exquisita elegancia o de un amoralismo provocador. Es la exaltación de un mundo decadente, visto con una mirada nostálgica y distanciadora. Su prosa es rítmica, refinada, elegante, rica en efectos sensoriales y recursos retóricos, bellísima.  

     Melinda Sharon, alumna de 2º de Bachillerato C, ha realizado un excelente trabajo sobre Valle-Inclán, centrándose en la obra Sonata de estío.  No os lo perdáis:

Sonata de estío             
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También en 4º de ESO nos hemos acercado a la vida y obra de Valle-Inclán, leyendo su novela Sonata de Invierno. Ambientada en la corte navarra de Estella durante la tercera guerra carlista, la obra recrea las últimas aventuras galantes del marqués de Bradomín. Dos alumnas de 4º A, Marta de la Osa y Blanca Novillo realizaron la siguiente crítica de la obra:  


     La Sonata de Invierno, junto con las demás Sonatas, es un ejemplo de la mejor prosa modernista castellana. En concreto ésta, que es la que hemos leído y trabajado en clase, relata de forma autobiográfica los amores del marqués de Bradomín (un don Juan ochecentista, cínico y sensual). Esta obra está saturada de tópicos decadentistas, quizá por ser la última aventura del protagonista. 
      Nos ha sido costoso a la hora de leer e interpretarlo, ya que utiliza gran cantidad de recursos y un lenguaje muy enriquecido y trabajado. No obstante, resulta una lectura entretenida y picante, ya que intervienen elementos eróticos, perversiones sexuales, sacrilegios... Elementos misteriosos, macabros que rondan la muerte, provocativos, tal como fue el Modernismo, un movimiento que se caracterizó por una ambigua rebeldía creativa, un refinamiento narcisista y aristocrático, un culturalismo cosmopolita y una profunda renovación estética del lenguaje. 
     Lo que más nos ha llamado la atención ha sido la sutileza e ironía del autor, y a la vez el humor negro con que trata los distintos temas de la sociedad. 

     Pero Valle-Inclán, a parte de ser novelista y poeta, fue un excelente dramaturgo que renovó el teatro español con la creación del esperpento. Obras como Divinas Palabras Luces de Bohemia nos ofrecen una visión grotesca y deformada de la realidad, una visión burlesca y crítica de la sociedad española. Como el mismo Valle decía, los héroes clásicos reflejados en los espejos del Callejón del Gato resultan grotescos y ridículos (pinchad en  los espejos del Callejón del Gato para saber más sobre estos conocidos espejos). Valle-Inclán se alejó del teatro convencional y se declaró partidario de un espectáculo teatral de numerosos escenarios, acotaciones literarias y libertad de temas y estilo. Fue un auténtico renovador que hizo el teatro que quiso, abriendo caminos que sólo más tarde serían seguidos.  El teatro de ruptura no se entendería sin el ejemplo de Valle-Inclán.


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